¡Espera!... deja decirte mi última palabra,
escúchala con el alma en calma,
al terminar si quieres azótame la puerta.
¡Amor!; la digo por lo que me diste,
no tiene anclas para detenerte,
ni amarras fuertes para tomarte por siempre;
solo tiene lo que siento aún
y por mis defectos ya no sientes;
tiene un último ruego para que perdones
y te quedes en este desorden mío,
sí que caló a tu afán tan perfectible.
Al fin ¡Amor!; que digo con la mínima esperanza,
pues en su contra, sé que responderás con quejas y recelos,
y no harán que te quedes más conmigo.
Amor, pero si algún día vibró esto en tu oído,
saca de tus maletas que se van, aquello mío,
y ve por favor con esta palabra en último recuerdo;
en ella entrego lo nuestro y que hoy pierdo contigo.
Isaías González Arroyo