Soy un loco poeta y les pido por favor,
que nunca juzguemos al que camina con su dolor,
a ese ser que deambula por las calles cual perro fiel,
llevando oculta en su alma una historia que no se puede leer.
Atrás de su andar cansado puede haber un amor perdido,
un hijo, una hija, un corazón herido.
Existen médicos que antes salvaron muchas vidas,
y ahora, entre sombras, luchan por sanar sus heridas.
conozco de maestros que enseñaron con pasión,
pero ahora cargan el peso de una vida de desolación.
En cada mirada perdida, en cada paso lento,
está reflejado el retumbar de un tormento,
todos, en algún momento, llevamos una cruz,
un pedazo de oscuridad que busca la luz.
Por eso yo les pido, con humildad sincera,
que no reputemos al que en la calle espera,
que pidamos por los enfermos que llevan el alma herida,
que oremos por los que cargan una vida vencida.
Que creamos en Dios, en su amor infinito,
porque incluso en el dolor, hay un camino bendito.
Soy un loco poeta que uso palabras sencillas,
Para hacerles un llamado me pongo de rodillas,
que jamás olvidemos al que menos tiene,
porque el alma, cuando ama, todo lo sostiene.
Que nuestras manos se unan, que nuestros labios clamen,
por un mundo donde el amor y la fe jamás se apaguen.
Y cuando veas a alguien en su andar callado,
recuerda que todos, necesitamos ser amados.
Hoy, con estos versos, yo les pido de corazón,
que jamás dejemos de creer en la redención.
Que hagamos del amor una oración constante,
y que ayudemos al prójimo a seguir siempre adelante.
El loco poeta, desde su corazón profundo,
Exclama ¡el dolor, aunque cruel, no es el fin del mundo!
Luchemos por ser felices, soñemos, seamos creyentes en Dios,
y hagamos que en cada herida del prójimo renazca el amor.
EL ERMITAÑO SOÑADOR