Después del covid el espacio
Entre dos cuerpos alarga,
Pareciera que es ley saber
Expandir lo relativo.
Separar duele a la frescura
Y la vuelve desparramada,
Y ese espacio, tierra de nadie,
Es un mustio verdor que atrapa
La duda del yo y el tú.
Es un trozo de vida que se pierde,
Una materia oscura que corre
El pintalabios y lo hace zozobrar
En armas.
Vino para quedarse, dicen, y actuamos
Como dos orillas: se ven pero
El vis a vis es añoranza de la sangre
Como si fuera un ajuar de esos
Que solo están para los ojos
De los invitados.
Me hace tiritar el pensar que las sábanas
No pueden tener inmunidad
Parlamentaria y se quiebre el óvulo
Que aspira a ser heredad.
Triste desmemoriar así y pasar a ser
Simples esqueletos donde la piel
Nota la disfunción de un buen vino
Donde hace memoria el roble.
Prefiero trepar árbol y que no me cubra
El llanto de limones,
Prefiero la calle con espesa sombra,
Prefiero el crepitar del fuego
Y que el silencio esconda su pira
Inmunda y salvaje entre la intimidad
De la cal.
Sucumbir es llevar el párpado a su grado
Máximo, y yo, que la vida me da vida,
No acercar es la muerte;
Me niego a enajenar los pasillos habitados
Y estos se llenen de ¡holas! Sin hache.
Volver al punto exacto es amar sin olvido.