Dinero, divino dueño
que a todos vuelves corderos
haces tontos a los cuerdos
y sabios al más pequeño.
Por ti el rico es santo y bueno
y el pobre vil pecador
no hay virtud sin tu fulgor
ni pecado sin tu freno.
Si al juez brindas oro lleno
te absuelve de toda falta
y si al clérigo lo exaltas
te otorga cielo terreno.
Oh, vil metal reluciente
que compras honra y honor
que tornas falso al amor
y a la verdad indiferente.
Mas aunque te idolatre el mundo
tan presto vienes y vas
que en la tumba dejarás
al rico tan moribundo.
Por eso, sabio es el hombre
que del oro no es esclavo
pues no hay tesoro más bravo
que la virtud sin renombre.
ElidethAbreu
Enero/10/2025©