pasaba

Onix

Onix
Llevas un sueño colgado a mis poemas

y yo me pierdo en su vaivén de tinta.

Eres el silencio que cruje en las ramas,

un hilo de niebla que baila con el viento.

Ónix, a veces te creo un  lamento,

otras un juego que nadie entiende.

El relámpago que brilla en lo profundo,

el guardián de lo que calla la penumbra.

¿Eres un latido, un roce,  un presagio?

O tal vez sólo el eco de  lágrimas de  rosa, 

en el viejo jardín abandonado, 

sin moras, sin gatos, ni escribanos.

P SABAG