Nadie se percata cuando inicia
pero todos sabemos cómo termina
cuando la discordia se replica
permeando el pensamiento colectivo
por los oídos y la vista entra
a través de las redes sin censura
repetir hasta el hartazgo la mentira
sepultando en su estiércol la armonía
criticar, juzgar es la fórmula que enemista
a humanos de distintos continentes
construye prejuicios incontables
contagiando grandes multitudes
En el pensamiento las calumnias
sin discernimiento consumidas
van ahogando valores ancestrales
que como pólvora prenden y arden
y en la calle un gesto, una mirada
basta para desencadenarse la violencia
la lengua corta cual filosa espada
y los brazos en alto con ansia fratricida
así el incendio imparable avanza
retroalimentado en su propia ira
Y aunque fuese tan solo un sueño
ser la gota de una lluvia bienhechora
que al caer alivie con voz serena
diciendo: basta, basta es la hora
de comprender y perdonar como hace siglos
con profundo amor nos enseñó el Nazareno
Que la ira solo sirva para echar fuera
los mercaderes que negocian sin vergüenza
con nuestro frágil hogar y sus recursos
y así de las cenizas que apagó la lluvia
en el suelo ennegrecido broten los retoños