Encima de lo alto, sobre el cielo arriba,
hay un jardín sublime, que es de fantasía.
Allá, no existe noche, siempre es alegría,
Y el blanco prevalece, matizando el día.
Por luz parsimoniosa, senda esclarecida,
pasean dos ángeles, con alma parecida.
hacen gestos raros, para divertirse,
mientras izan flores, aún sin erguirse.
El aquilón de viento, enmudece el vientre,
cuando se aproximan, dos seres vivientes.
Su rareza anómala, es para los fuertes.
Y su oído escucha, tu palpitar… si mientes.
Del jardín rocalla, germina con verdor,
talla una presea, más fina que la flor.
Es un arcoíris, que esculpió el creador.
Es una esmeralda, que talló, El Señor.