Cuando muera el leño
para que nazca la flama,
cuando diciembre
te nevisque el alma,
templaré los confines
de tu sofá, de tu cama,
y en el vino de tu cáliz
arderá la llama de mis llamas.
Sobre mi pecho posada, entonces,
Danaus de oscuras venas
y alas naranjas.
Claudio M. López ©