El sueño que trae consigo
la lluvia a caudales,
su parábola imposible,
y, sus fractales.
Alucinaciones prestadas
de todas las posibilidades
restadas, desarrolladas,
en su mayoría; levedades.
Su trayectoria marca el cristal,
parece rasgarlo sin interés
sin procurar el mal, pese a que
la belleza se desplaza con celeridad.
Hay una simpleza intrínseca
en la lluvia nocturna,
aguardando en su complejidad
por la belleza taciturna.