Se me van las manos
Cuando, pelo al viento, por mi calle cruzas
mis ojos te siguen, mis pupilas yacen.
Y al marcharte pronto mi mente te sueña
y mi boca implora
inaudible casi.
Mis trémulas piernas se inquietan. Mi pecho
vacío de amores zozobra anhelante.
Mis brazos se ensanchan pensándote tibia
y mis sensaciones de ser tuyo
nacen...
La flor, cuando sales, parece seguirte;
el sol, cuando vuelves, parece tocarte.
Mi amor pudoroso vuelve a la vereda
y aturdido queda al faltarle el aire.
Siempre, cuando pasas, se me va la vida,
escapan los días.
¡Se me va el amante!
Cuando por mi casa pasas, vida mía,
se me van las manos
para acariciarte...