Cada día lucho en silencio
Por retener el aire y dejar que limpie
Esta sensación de agobio y miedo
Que recorre la aparente fragilidad
De mi ya casi marchita existencia.
Me cuesta tanto poder obviar
Cada dolor que mi interior padece
Viendo la fe apagarse en mis entrañas
Como una vela en medio del vacío.
Quisiera ser etérea e invencible
Tener fuerza sobrehumana
Y dejar de ser esta débil alma
A la que ya parece no moverla nada.
Obligarme a sentir más que sólo esto que arrastro sin medicina o remedio
Ruego ya sin fe y con la simple esperanza
De encontrar sosiego en las palabras
Que me lleven hasta el campo del anhelo.
Sigo aquí con la vida misma
En medio de la inmensa asfixia
Batallando con los temores del mañana
Y sin soltar todas las cargas que pesan
Más que la angustia de ser nadie en este espacio que ya me duele habitar
Porque no lo ven sus ojos.
Sigo aquí con esta alergia a lo real
Tratando de olvidar que no hay motivo
Y con la mente desconectada del alma
Tratando de no sentir
ni por dentro ni por fuera
Esta angustia de saber que tal vez no hay un mañana
Porque la naturaleza hostil
de este mundo es gobernanza.
Bogotá, D.C.
Octubre 11 de 2024.