Soy como el pan
Ignorado, frustrado,
en la soledad estoy marcado.
Soy Adán, fui engañado,
expulsado, maltratado,
emocionalmente destrozado.
En un estado tan sincero,
ya no puedo, no sé si quiero.
¿Qué soy? ¿Un prisionero?
Todo va mal, nada es duradero.
¿Pa’ qué parpadear
si nada va a cambiar?
Quiero el don de observar,
de ver lo espiritual, de sentir y volar.
Amar y estar atado al destino,
aunque no soy adivino,
sé que algún día viviré divino,
lograré mi camino.
Como Salomón renacido,
mi nombre, ahora en el olvido,
será un faro encendido
para quien se sienta perdido.
Expulsado, maltratado,
ignorado y frustrado,
pero al final, seré resucitado.