El hijo de la esperanza sobresale de la ventana,
Despidiendo entre armas a su amiga, la oscura amenaza.
Y grito al destino esperando una respuesta,
Pero solo encuentro el hueco de tu ausencia.
Mil recuerdos he llorado entre noche y día,
Mil suspiros he suspirado entre tarde y mediodía.
Me poso en unas alas de sueño,
Cierro las entradas de mi alma pensando en el dolor frenético.
En cada estrella derramo una lágrima,
Como tinta derramada.
Sobre mi mejilla una cascada negra,
Sobre mi cuerpo un pesar de selva.
Entre el sufrimiento y mi existencia hay un hilo muy fino,
Que se parte, marcando profundamente mis sentidos.