Señor, sea alabada tu paciencia
hacia el rebelde morador del mundo.
No olvides en el Juicio la clemencia
prometida a este pueblo moribundo.
Que lo feliz de la misericordia
cubra la desnudez del que a ti clama;
y destierra en los pueblos la discordia,
y bendice, mi Dios, a quien bien ama.