Si te callas tantos pensamientos,
que secuestra el frío sosiego,
no produces fruto como labriego,
entonces, son áridos sentimientos.
Percibe la piel el agotamiento,
indiferente en el sol oscuro,
apocada y sin el seguro
enfrenta amores con argumento.
Se ufana el jovial experto,
curtido de devaneos y amoríos,
de no ser claroscuro y sombrío.
Al final, el fiel introspectivo
libró grandes batallas decisivas;
lloró, río y fue más asertivo.