Un ente que en su misterio irrumpe en tu mente,
dulzor y simplicidad le induces sin saberlo,
y en retribución él deja a tu alma en expectación,
él duerme avezadamente entre los mimos y arrumacos
-sin que lo merezca- sobre los efluvios de tus flores,
solamente por sentir el sortilegio de sus olores.