Carlos Rojas Sifuentes

Tu voz

Ayer, el sonido de tu voz,
viniendo de alguna parte,
abrió grietas en el olvido,
huyendo de mí la tranquilidad
que cobijaba mis recuerdos,
inermes cuerpos abandonados,
recubiertos por dulces mentiras.
Y en aquella noche fría y solitaria,
una sola palabra tuya, una voz,
me dejó a merced del tiempo,
perdido nuevamente en el ayer.

Hoy, que han despertado conmigo,
todos los temores del pasado, que,
en realidad, nunca se fueron de mi lado, pues
apenas dormían su espera bajo mi almohada,
Solo queda huir lejos, para volver a olvidar,
u olvidar aquí enfrentando el pasado,
o tal vez solo seguir durmiendo, ajeno,
para no escuchar tu voz, ni ver tu rostro,
ni sentir tu piel, ni oler tu cautivante esencia.
Dormir sin sueños, soñar que no vivo,
vivir en un cuerpo despojado de memorias.