Ingredientes del corazón:
2 tazas de sonrisas (preferiblemente caseras, nada de lata).
1/2 taza de miradas tiernas, mejor si son robadas.
1 puñado de abrazos apretados, lo justo para derretir corazones.
3 cucharadas de ocurrencias divertidas, ¡porque reír es esencial!
1 pizca de celos simpáticos, sin pasarse (que luego amarga la mezcla).
1 litro de paciencia, porque no todo es color de rosa.
Chispas de sorpresas inesperadas, al gusto.
Preparación con pasión:
En un tazón grande, mezcla las sonrisas con las miradas tiernas hasta que obtengas una masa suave de cariño.
Añade los abrazos apretados poco a poco, revolviendo en círculos (¡recuerda usar la mano, no un batidor, para darle más calidez!).
Incorpora las ocurrencias divertidas, cuidando de que se distribuyan uniformemente para que ningún bocado sea aburrido.
Espolvorea la pizca de celos simpáticos, con mucho cuidado: ¡un gramo de más y puede complicar la mezcla!
Vierte la paciencia lentamente mientras sigues mezclando. Este paso es crucial, ya que sin paciencia, el amor no sube al horno.
Decora con las chispas de sorpresas inesperadas y puedes variar el pastel durante 14 días en un ambiente lleno de buenos momentos (preferiblemente hasta San Valentín).
Toque final
Sirve con una guarnición de cumplidos sinceros y acompaña con un brindis de carcajadas. Es ideal para compartir con esa persona especial, ¡o incluso con amigos que merecen amor en dosis dobles!