Post Pupila

Eso sigue ahí

Son las 3 de la madrugada cuando veo el reloj, algo dentro de mi me despierta, un sentimiento de debilidad, algo sumamente extraño que ya no sentía hace tiempo.
Mi pecho me duele y la habitación se inunda de suspiros, los ojos descansan, pero la mente no y el corazón moribundo se tergiversa.
El pasado pesa tanto que simplemente no deja descansar.
Músculos desgarrados, ojos hinchados por mares de lagrimas, el lente cuarteado, y la garganta seca dominan los sueños de un ayer efímero, una tortura de errores que no pueden remediarse, porque la suerte estaba echada, así como mi muerte anunciada en aquella vereda sangrienta que solíamos transitar.