Los cipreses se inclinaban
como haciendo reverencia
al viento piden clemencia
todas sus ramas lloraban
Largas lenguas de fuego
verde bosque calcinaban
negro desierto dejaban
riendo, decían no es juego
Fuego que alimenta el viento
viento corre, vé por nubes
antes que el fuego se incube
mira la angustia, no miento
Somos hombres vulnerables
tu fuerza es tan venerable.
Dr. Salvador Santoyo Sánchez
13/01/2025