Ya cansado de cargar,
de pronto, el asno paró;
y agachando su mirar,
al aire, una coz lanzó.
Saltó del saco el manjar,
las almendras desbocó,
naranjas, flores de azahar,
por la ladera esparció.
Perplejo, seco el labriego,
con la dureza del mimbre,
le atizó, feroz y ciego.
Quejoso, el rebuzno es timbre,
se ausenta el aroma a espliego
por la acerada curtimbre.
*** *** *** *** *** ***
Triste el cielo, mojó la mustia tierra,
lloró con lágrimas, lloró lloviendo.
Tiñó el árido polvo; fue estruendo,
gritó, haya paz! no dicte la guerra,
cubrió de blanco el alto de la sierra.
Único, el hombre es un sucio animal,
el cual maltrata y corrompe; es letal.
Desprecia altivo, irresponsable yerra.
318-omu G.S. (bcn-2011)