Monólogo de Frente al Espejo
Por: Srta. Zoraya M. Rodríguez Sánchez
Seudónimo: EMYZAG
Roberto está de frente al espejo en su casucha vieja al lado de un cuchitril y un buró roto. Las puertas y ventanas están abiertas. Roberto se encuentra de frente al espejo y tiene un secreto grito a voces desnudando lo que es, lo que fue y lo que puede ser en la vieja choza. Roberto se halla en un monólogo de frente al espejo y la historia comienza así:
¡Oh, Roberto!, ¿quién te dijo que eras el jefe de la zona industrial de la ciudad? ¡Oh, Roberto!, si sigues igual, todo igual, con la misma choza vieja, las ventanas y puertas crujientes de madera de ébano ya destartaladas y un cuchitril roto con las sábanas sucias en el tiempo. El espejo habla de tu vida, de tu esencia como un pobre hombre y como un trabajador inalcanzable que no dejará de llover en los ojos perdidos con oscura luz. ¡Oh, Roberto!, ¿qué haces aquí mirándote de frente al espejo? si el trabajo te dejó hecho un mojigato, un chapucero y un cansado hombre. ¡Oh, Roberto!, ¿qué haces de frente al espejo?, ¿qué miras aquí? Tú, que miras a todo un hombre hecho con una tachadura en la vida después de vivir bien, de ser el mejor, y por ser el mejor administrador de la zona industrial de la ciudad. ¿qué miras, Roberto? Tú, que miras a un hombre hecho un desperdicio, o a un hombre enclenque, a un vago y con pronta lentitud que ya se va de la vida hecho en un esperpento friolero. ¡Oh, Roberto!, ¿qué haces aquí, de frente a este espejo que mira a un buen hombre, maduro, pero, con la mirada altiva, la faz con sudor, y la boca llena de sabiduría, pero, tan vacío como el alma sin luz y con el corazón sin latidos hecho un corazón ya muerto? ¿Qué haces Roberto sin mirar que tu vida es un fiasco dormido cuando en el tren de la verdad ya pasó de estación en estación y con vagones sin carga ni peso alguno y quedó a la deriva sintiendo que los rieles desafían un camino o un atajo para llegar más temprano? ¡Oh, Roberto!, ¿qué haces aquí en una vieja choza y con un cuchitril sucio, abandonado y con las heridas sangrando pulso a pulso entre las venas embriagantes de un alcohol que mata poco a poco el corazón y deja al hígado con cirrosis cuando los recuerdos se van lejos y llega el olvido? ¡Oh, Roberto!, ¿qué haces de frente al espejo y hablando como un vesánico con ignominia desatada por el orgullo muerto, pero, muy honesto sincerando aquí en la vida y la razón en la testa?, ¿qué haces aquí Roberto, y quién te dijo que eras el jefe de la zona industrial de la ciudad? si todo está vacío en tu corazón y en tu alma sin luz. ¡Oh, Roberto! si la vida prescinde de tus servicios y tu labor queda atrás, pero, ahora, ¿qué? ¿qué quedará de tí como hombre trabajador?
Moraleja: ¨Trabajar y descuidar la casa éste es el resultado¨.