OscarCampos

(Veinticuatro)

 

“Eres peregrino de ti mismo,

eres la contención de tu rio,

y un hilo de agua del mundo,

puedes llenar el vaso,

cuando te unes a todo,

 te unes también,

al dolor de la memoria.

 

Caminas por la arena

o caminas por el asfalto,

ambos son el reflejo de amor y brutalidad,

pero sin saberlo eres un testimonio,

 el verdadero viaje,

se encuentra en tu interior,

con la libertad necesaria,

para comprenderla, sin ella

los senderos son solo huellas.”

 

¿Qué define tu identidad?

El joven se detuvo

en una choza olvidada,

su sombra amarrada a la brisa,

y en su debilidad descubrió

un hálito de fuerza,

cada grano de arena era su cuerpo,

como una neurona,

 testigo de su lucha por llegar

a su destino, pero dudaba,

cerró sus ojos, el eco desértico,

susurraba:

“No te aferres a respuestas sueltas,

porque, entonces los espejismos,

serian tan reales como tus dudas.

No persigas palabras que se escriben

en la arena, escucha el silencio

así el espejismo se convierte en huellas.\"

 

El desierto no es un agresor

si lo escuchas se convierte en tu mentor,

que transforma tus flaquezas

en un canto indómito de vida.

 

Los edificios, antiguas memorias,

pierden su identidad con el tiempo,

el bullicio, devora las vidas escondidas,

en cada paso por el asfalto,

una pregunta juega

con las débiles luces.

 

A veces, se enreda en los escaparates,

¿Qué construyes con tu andar,

sí en el camino no dejas huellas?

 

En la ciudad,

las gaviotas han perdido el mar,

el habitante mira el cielo y calla.

 

Las vitrinas, palabras fugaces,

son el espejismo que cambia la reflexión

que descansa en una libertad sin camino.