Ayer tenía una pena por muchas
razones.
Una de ellas por tú ausencia.
Llegó la noche me quedé dormido;
en mi sueño soñaba que yo te
perdonaba.
Qué bonito fue que
un rayo de sol me despertó,
Me asomé a la ventana, que hermoso
es la vida y yo apenado tomé un
buen bocado.
Llegué a mi trabajo
que alegría fue que mi Dios había
bendicido a los pescadores.
Ese día fue grandioso, que regresé
a casa alegre porque, comprobé
que tú no me haces falta,
que para ser dichoso solo hay que recibir
la bendiciónes del Creador y con
eso me basta.