Viven mis ansias rondando su entorno
siempre anhelando tener sus caricias;
para entregarle completa mi vida
como se entregan a Dios sus devotos.
Nunca de mi alma se borra su rostro,
siendo su imagen la fuente divina;
donde se abrevan mis versos y rimas
para contarle mis sueños de loco.
Paso los días sujeto a su encanto
viendo en las noches brillar las estrellas;
porque en su luz se contempla el milagro
lleno de gloria, que porta su esencia;
donde se observan los místicos halos
que siempre tienen de amor su grandeza.
Autor: Aníbal Rodríguez.S