Todas las mañanas, como de costumbre,
Salgo a hacer deporte.
Hoy dudaba si me dejaba llevar por mis pasos
O sería yo el que decidiera por dónde
Las golondrinas.
Muchas veces a pasado que he vomitado
Una mala elección por dejar el carnet
De identidad esperando que fuera una onza
De chocolate; no es buena la adipción
Con la misma geringuilla.
Escarmentar es saber, y el saber no ocupa
Lugar, así que no concederé al albedrío
La posibilidad de elegir vestuario
Para la carrera, aunque tengo que reconocer
Que la meta no es mi fuerte, y por tanto,
La medalla es una lujuria que mis pasos
No persiguen; eso sí, pateo los cuatro puntos
Cardinales sin posibilidad de las matemáticas,
Estas son perfectas y no plebeyas
Y eso no son las ganas cardíacas.
Los pasos consumen árboles, aceras,
Diáfanos charcos, y esa estrella
Que se niega al sueño.
En la matinal siempre me acompaña la música;
Tan pronto suena la danza de la lluvia como
Un lama recién levantado, sin olvidar lamento
En compañía de un melodioso piano.
Lo peor de todo es que me encuentro
Con la embarazada tristeza,
Con la prisa de memoria,
Con las ganas del silencio;
Y yo, yo con poco lastre, como dicen los marineros,
Porque es mejor dar el beso que busca la herida.
Ahora sí, toca una ducha perfumada de un poema
Que habla de pasar siempre.