Dos cuerpos.
Son dos cuerpos,
esos que se ven sin mirar,
qué se sienten sin tocar,
se escuchan en lontananza,
los que se escudriñan desde la habitación del fondo.
Qué se admiran o rechazan
dependiendo en que lugar se ven,
la hora,
el momento,
el segundo,
los ingredientes
o la compañía.
Desean entenderse sin mencionar palabra alguna;
te quiero, no te quiero,
la margarita se ha quedado sin pétalos.
Los cuerpos han vibrado en su propia lengua;
uno presagiado,
el otro espantado con su mirada bonita.
Saben lo que tienen que hacer
porqué sus almas residen en ellos.
De la nada,
irrumpe un violento silbido que desgarra el aire.
Brazos en jarra...
...Ya han decidido.
Son dos cuerpos para dos caminos.
José Ángel Castro Nogales
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15/01/2025