Johanna.

A-mores no.

Hay amores que nacen sabiendo que nunca llegarán a ninguna parte, como barcos sin puerto, un camino que no puede cruzarse. 

Se mantienen de miradas de fuego, mensajes, llamadas hasta las tantas, de una llama tenue, que no se apaga, pero tampoco calienta lo suficiente. 

No hay final feliz para estas historias, porque nunca empiezan realmente. Una verdad cruel, que de alguna manera, también es hermosa. 

Secretos que llevas contigo, cargamos su peso con los pies firmes en el suelo, de lo real. 

Al final, el amor imposible no muere, se transforma en un rincón del alma, en una pregunta eterna o en un verso que nunca encuentra su final...