La sociedad,
impertérrita a la poesía,
florida en poetas,
carece de exegetas,
más no se detiene
y florean sus estelas.
Sobrevive al nihilismo
y a la indiferencia,
con su pureza
y opulencia,
escribe caminos
con inteligencia.
No merma su fiesta
ni su eterna canción,
que erecta
es sublime razón.
La poesía,
vida de la vida,
lo más vehemente
que del alma, emerge,
acto sagrado,
que escribe, recita y canta
el hombre, su interlocutor,
su sapiencia excelsa,
su inmaculada pasión.
La poesía es jardín
que florece,
pétalos que perfuman
de amor los versos
que vuelan en el planeta.