¿Fuiste real o solo una leyenda?,
perdida e indiferente, siempre fuiste,
y en mi perdición desapareciste.
Voz de sirena, quizá de pudenda.
¿Pa qué una rosa que no me comprenda?
Si solo fingiste, heriste y quisiste
amar a uno que nunca conociste...
Victoria, sigo varado en tu senda…
Retendré este ocaso desfallecido
y dibujaré tu rostro sin verlo,
al calor de tu color preferido.
Mas al despertar, dirás conocerlo:
un infante compungido y abatido…
¡Que jamás… jamás volverás a verlo!…
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