En el reino de sueños, donde el sol nunca muere,
las risas danzan suaves en hojas que el viento mece.
Había magia en los ríos, en las estrellas brillantes,
y cantos de esperanzas en cuentos deslumbrantes.
Un castillo en el aire, con torres de cristal,
donde los príncipes valientes luchaban por amar.
Las hadas dibujaban, en el cielo estrellado,
un destino tan dulce como nunca soñado.
Pero al alba, el curso de la vida llamaba,
sonaban campanas frías,
la luna se hacía lejana.
Adiós, dulce ilusión,
los lazos de la realidad son severos.
Las sombras vuelven a ocupar su lugar,
diciendo que el amor no siempre es un cantar.
Adiós cuento de hadas, pero el alma no olvida,
que en cada acto honesto, la fantasía anida.
Así vuelven a la vida, con pasos decididos,
llevando en el corazón los sueños nunca perdidos.
Andrea ©
15/01/2025