Sus labios rojos,
sus suaves manos;
poseen los misterios
que me causan insomnio
por su divino encanto:
Tiene su rostro
fulgor extraño;
con ese dulce gesto
que tiene origen cósmico
de luces adornado.
Porta lo erótico
de ensueño plácido;
con el halo soberbio
que lleva lo glorioso
de un ser tierno y seráfico.
Autor: Aníbal Rodríguez.