Roel Ybañez

El desapercibido

Créeme, yo creía no estar vivo, que sentía al creer

mi corazón palpitar como un zumbido, ruido blanco

allá donde el olvido deja limpio el dolor purísimo.

 

Siempre anduve con las ganas de estar dormido,

pero las arañas viudas y los mosquitos

siempre me hablaban al oído,

entonces mis noches eran un letargo al sufrimiento

de estar despierto sin sueño alguno.

 

Créeme, a veces soñaba (cuando dormía)

respirar el aire violento que se mecía en tu vestido,

que sentía tus dedos rosar los botones de mis camisas

como rosas al viento,

sumido al sueño, despertaba para ser testigo

de tu ausencia, que pensaba, te habías arrojado al río.

 

Que la música de la lluvia hacía el mismo sonido

que hacen los parpados cuando ya no ves en la penumbra,

                                               (estas perdido).

 

Créeme, yo creía no estar vivo, que la penumbra

y yo, éramos uno mismo, lloraba sin pucheros ni quejido,

que mis lágrimas brotaban como el amarillo a la acacia,

que las casas y las personas no habitaban en el mismo sitio.

 

Eso sentía cuando creía no estar vivo.

 

Que mi paso por este mundo no era más

que el de pasar desapercibido,

créeme, a veces pienso que no existo,

o que soy un dolor purísimo,

por el cual ya ha pasado el olvido.