Me amaneces:
Despertar sintiendo el aroma ebrio de nuestros sueños
Nuestros cuerpos húmedos del rocío sudoroso de la noche
Tú a mi lado, abriendo la aurora con un solo gesto
y yo, revolcado ya en tu ternura, paciendo en tus pechos
Se me derrama a luz el corazón, en tu silencio de miel preso:
¡que huelen tus cavernas a almizcle y a madera cedro!
Y me arrojo:
Nadando en tu piel, de buena mañana me encuentro
regustos de amor como peces entre tus poros abiertos
Acercándome a ti, muy cerca, a mí mismo yo me acerco
y ya en tu presencia pruebo el sabor de tu embeleso
Déjame hundir tu dulzura por la magia de mis dedos
Déjame entrar en tu boca, a olerte la noche a besos
Voy entre tu estela, hacia tu rumbo y sin escape
Acercándome a tu popa, a tu vaivén o a tu oleaje,
ya estoy más cerca de anclar mis brazos y piernas
a fondo, en tu brecha de mar, tu intimidad más secreta
Déjame hundir tu dulzura al calor de mi lengua
Déjame entrar en tu boca y darte mi sed en prenda
Ya más cerca nuestros cuerpos, resbala en tu vientre
mi vientre, se frotan, se alborozan y se entretejen
oleadas de mariposas que a nuestros pechos ascienden
aletean, liban, vierten, pezón a pezón, su oscura simiente
Déjame hundir mi dulzura en el sabor de tu aliento
Déjame entrar en tu boca, morder tu noche en mis besos
.../...