Gran ciudad desventurada
que tanta violencia escondes.
Voluntades sin futuro,
alimentan ilusiones..
Allí, bajo tenue velo
y sin luz en horizontes,
vive mucho desamor
repartido entre rencores,
con las coronas de espinas
regaladas en porciones
para coronar las testas
de muchos cuerpos con nombre,
y lloran ojos y nubes
cuando preguntan en dónde,
dónde acaba la miseria
que iluminan los neones,
en qué lugares sin sombras,
en qué calles, qué rincones.
No existe misericordia
en tantas ruidosas voces
que solo cantan alegres
al son de dorados cofres;
pentagramas de deseos
controlados por relojes,
dan los ritmos y armonías
de coléricas razones,
pues lo que viste de oscuro
entre telas de tumores,
malogra los objetivos
y da muy malas visiones,
como las almas en pena
de los infieles felones.
Gran lugar desventurado
que tanta violencia escondes,
no hay estrellas en tu cielo
ni luna que cante amores,
pues el amor solo vive
entre maldad con sudores,
con sus ecos de silencios,
con los ecos de temores
que se duermen con la aurora
y despiertan en las noches.
Nunca llenas los vacíos
de tus pellejos, tus odres,
no das piedad y perdón
en tus eternos fulgores.
Y crecerán tus riquezas
al son de viejos tambores,
golpeados por los puños
de los patricios actores
que desfilan muy gallardos
pisando huesos de pobres,
los que sirven de cimientos
para pomposos balcones
donde se asoman los sueños
que se compran con favores.
Serán bellos los retablos
consolando las pasiones,
triste Mater dolorosa,
Señora de los Dolores.
Jhet