Lambdasan

Adalid frente al dragón

¡Se acabó, pérfido ser!,
¡No arde el odio que suspiras,
ni hacen mella tus mentiras,
ni al Reino puedes volver!
¡Despídete, Lucifer!
¡Que la llama de mi espada
extinga de una tajada
tu apasionamiento obsceno, 
y te arroje como un trueno
que al caer no quema nada!