En la noche densa, el reloj se ha detenido,
las horas se alargan en silencio profundo,
el pensamiento que recorre vagabundo
por mi mente, atormenta el dolor repetido.
Los sueños huyen por un río pervertido,
los ruidos aumentan una lenta tortura
que alargan la trasnochada de mi locura,
noto mis ojos rojos de animal herido.
Insomnio severo, verdugo en noche cruel,
su cerco me ahoga con su venenosa hiel,
encadenado en esta cama de desvelo.
Y al alba, sin descanso, mis fuerzas se van,
otra noche dura testigo de mi afán
que implora conciliar algo de sueño al cielo.
Llega la mañana sin poder descansar.
otra vez, la rabia de otro día intranquilo,
con mi cerebro deshecho y aún en vilo
me levanto hastiado para ir a trabajar.