Tarda en cicatrizar el pellejo,
la piel curtida del declamador,
del poeta rimador y sorteador
con sus rimas que son su reflejo.
Cuero herido que vocifera,
a la intemperie ha afrontado ;
punteado para sanar en espera
por su extensa piel se ha curado.
No cierra la brecha de emociones,
de la aurora a atardeceres,
débil su alma y sus saberes.
Perdona hasta la última gota
de los sudores y ansiedades;
en su ceño fruncido no se nota.