Mi pequeño rincón

Fragmentos de un alma rota

Cada día es una carga que se arrastra,
un peso que se escurre en mis huesos,
el aire se espesa,
y mis pasos son lentos,
como si la tierra misma quisiera retenerme.
La sonrisa es una máscara cansada,
una mentira suave,
una sombra que se alza solo para caer
en el vacío donde ya no queda luz.

Mi cuerpo grita sin sonido,
y el alma,
un alma que se desvanece,
como una niebla que ya no sabe dónde ir.
La niña que fui,
esa que corría entre sueños y risas,
se disuelve en el eco de una nada
que se tragó sus colores.

Mis pensamientos son un laberinto sin salida,
un mar de angustia en el que naufrago
sin esperanza de encontrar orillas.
El cansancio se adueña de mi ser,
y todo lo que quiero es soltarme,
perderme en la quietud de una noche sin fin.

Pero aquí sigo,
fingiendo que todo está bien,
cuando dentro de mí el frío me consume,
cuando dentro de mí se apaga la luz
que alguna vez brilló.

Y me pregunto,
¿quién escuchará esta voz que se pierde en el abismo?
¿Quién podrá ver mis sombras
y entender que no es solo tristeza,
sino un grito ahogado que se ahoga por no ser oído?