Den sus mejores salmos al Señor,
voceen con palabras luminosas,
canten cielos y santas nebulosas
y cada estrella donde impere amor.
Toda alabanza asciende entera a Dios
como el ave en su vuelo esclarecido,
que aunque pequeña procedió de nos
la amplia distancia la ha embellecido.
¿Quién quiere ser el dulce adorador
instruido en esta voz maravillosa
hecha para alabar la faz gloriosa
de aquel que viene como Salvador?