Al amparo melodioso de la música
he confiado esta tarde a mi imaginación,
y ésta, fatigada por no descubrir
mis sentimientos,
se ha abandonado a la cadencia de los sueños.
Una aterciopelada fascinación
se ha apoderado toda de mí,
y me he figurado balancear
en un navío de ensueño,
navegando hacia un horizonte intangible.
Engullido por el soñar,
me he trasmutado en un miserable corsario
que, recreado en mi satisfacción,
olvidaba la vida y la muerte.
Contaba las monedas y en mi necedad,
creía aumentar mi dicha con el tintineo
producido al chocar unas con otras.
Por fin me he despertado
y en mi sofoco me he mirado al espejo:
¡ el sueño había concluido.!
Pero ante mi imagen
me he interrogado por este amor
que me colma, y por los recuerdos
atesorados que guardo
tan celosamente como el corsario.
¡ Dios mío cuánto te amé y te amo ¡
JOSE ANTONIO GARCIA CALVO