Nos estamos perdiendo muchos besos, besos que el tiempo esconde en el calendario, que se evaporan entre palabras.
Nos estamos perdiendo el temblor en los labios, el sabor de lo que no se repite.
La distancia se alza como un muro invisible, como un océano que separa las ganas y los sueños de las manos. Kilómetros que pesan más que el aire y que roban el calor que nunca llegó otra vez.
Nos estamos perdiendo las caricias que viven dentro de un beso y el fuego que no pide permiso.
Perdiendo los besos por caminos que no se cruzan ni van en la misma dirección, por noches largas improvisadas, en las que su voz es lo único que llega a rozarme.
Nos estamos perdiendo muchos besos. Pero aún estamos aquí.