No quiero alquilarte,
tu vida no es un alquiler.
Déjame comprarte,
quiero pertenecerte.
Nunca he tenido nada
realmente mío.
¿Por qué no puedo conquistar tu amor?
No quiero que toda mi vida
sea un acto de dejar ir.
Por una vez, quiero aferrarme a algo,
tener un lugar en donde quedarme
y no tener que irme jamás.
Estoy en una guerra,
sin ningún tipo de armas.
Cada vez estoy más vulnerable;
la desilusión vigila cada paso.
Lo siento,
ahí está.
Date cuenta;
mírame llorar.
Hay tanto que decir,
tantas razones
por las que amarte.
Realmente me conocías;
te dejé conocerme,
y, aun así,
no es suficiente.
Permaneceré aquí,
mostrando mis lágrimas,
mientras se secan.