La poesía, salvación del hombre
¿En un cosmo materialista, infrahumano y unidimensional, la poesía está demás?
Jamás.
Su misión es trascendental, pues es oasis en el erial y luz en la oscuridad, escribe a Dios, es palabra de aliento e intenta redimir al prójimo ante mal.
La poesía en la vida
procura humanizar el habitáculo
humano y hacerlo más justo para todos por igual.
La poesía no es afín a ese mundo inhóspito e infecundo, es la flor y la esperanza a enarbolar, necesaria y urgente para doblegar poses contrarias al respeto a la dignidad humana.
Es impostergable crear poesía para combatir a insensibles e insensatos personajes, que sólo actuan por viles intereses.y fines inconfesables
Revivir la poesía como acto de redención, inmanente al ser humano, es menesteroso deber de quienes tienen ese divino don, esparciendolos en la demografía del planeta.
Resucitar el compromiso social de la poesía con los pueblos del mundo es rescatar a seres inmersos en la inclemencia que ameritan ideas y luces, mentalidad congruente
con los derechos humanos universales.
La poesía es la libertad y la salvación del hombre, que clama recitales, discursos y políticas de paz, conciertos y prácticas de solidaridad y conciencia histórica con la existencia humana para construir credos, praxis y épicas globales, bases del progreso de la humanidad.
La poesía es la conciliación y la obra del trovador que hace de sus letras, formas de conciencia social y brisas que refrescan la unión internacional y los cambios pacíficos de la aldea global.