TABÚ ARDIENTE
El fruto prohibido, dulce tentación,
Seduciendo nuestros sentidos sin cesar,
Con cada mordisco, siento la pasión,
Un pecado que no puedo ignorar.
Su aroma embriagante, irresistible,
Provocando un deseo incontrolable,
Sus sabores prohibidos, indomables,
Adentrándome en un mundo inolvidable.
El fruto prohibido, una maldición,
Nuestros labios unidos en el secreto,
Cada bocado, una ola de emoción,
Una promesa que despoja el respeto.
El éxtasis nos envuelve en su manto,
Placer y remordimiento se funden,
En este acto prohibido y encanto,
Nuestras almas en conflicto se hunden.
En esta danza de placer y pecado,
El fruto prohibido, nuestro legado,
Una historia de tentación y deseos,
En la que nos sumergimos, y somos reos.
© Corazón Bardo