Mas, en tu sombra, el eco del lamento,
persiste en mi memoria, aún latente,
y aunque el amor transforme cual ungüento,
la herida en mí sigue persistente.
que el viento, en su soplido, no se apiada,
de las memorias tristes, las fragancias,
y en medio de tu sombra, la jornada,
se torna en duelo, en largas danzas.
Mas hoy, en tu penumbra, el sufrimiento
se torna en un recuerdo del pasado,
y en paz me encuentro, al fin, reconciliado;
así, tu ser se vuelve un fuerte canto,
un árbol que, en su esencia, se haga eterno,
y el alma encuentre paz tras largo invierno.