La amistad que florece
en el jardín
de la vida,
al amor enaltece,
y si es compartida,
ulula para siempre.
Jamás se olvida,
presente o ausente,
es unión
sentida
y hado permanente.
Es serenata que anima
conversas gratas
de buenas compañías.
En el patio de la casa
o en cualquier otro lugar,
se organiza la fiesta,
bailan, comen y abrazan,
toman whiskys y cervezas
para exaltar la belleza
y la luz de las estrellas
del cielo de la confianza.
En esos ratos citadinos
surge la oportunidad
de catar un buen vino
y brindar,
sonando copas,
por los amigos.