Tu novia eterna

La otra yo

Me miro desnuda en el espejo girando mi cuerpo despacio, 

posando con lujuria, observándome con gana y deseo, 

se sumergir mis manos en las fibras de mis cabellos castaños,

desalborotandolos, jugueteando un poco,

para luego acomodarlos sobre mis pechos pequeños,

se acariciar la curvatura de mi torso hasta mis caderas, 

me gusto, me excita mirarme,

mi ausencia de busto se compensa con el tamaño de mis posaderas,

quiero cogerme,

tomando distancia una mano de otra, para sumergirme en mi propio deseo,

una de ellas, me recorre el ombligo y revolotea en la entrepierna,

pero con la otra voy pasando por mi cuello imaginando que serían tus besos, 

qué pena mi estimado que se perdiera de todo esto,

con lo deliciosa que es mi piel blanca ardiendo en fuego,

con los ojos cerrados voy jalando la nuca un punto de estimulación que relaja al cien por ciento, 

puedo sentir la humedad, chorreante mojando la braga que acaba de caer al suelo,

 no necesito introducir nada dentro, 

es más rica la penetración de tus dedos en mi vulva hinchada, 

y sé, cómo suena mí gemido sordo en la primera envestida que nos deja ardiendo,

¿Cómo te sientes?, ¿me extrañas?, ¿mis gemidos te están persiguiendo?,

Lo se cariño, soy un ser sexual que ama el sexo,

Y te perdiste de todo esto,

Hay más cuerpos, más almas,

Pero solo hay una “yo” que te follaria toda la noche,

 y aun así te rogaría por mas, aunque te estés muriendo,

¿quién te va a mirar con ojos de “cógeme” ?,

coqueteándote semidesnuda, sin miedo a que la despedaces,

mientras, su cuerpo alcance el éxtasis, suplicando que la sueltes,

¿quién morderá tu cuerpo?, o te incitará a tener sexo cualquier momento,

Imagina mi cuerpo desnudo, lo poco que recuerdes,

Que nunca volverás a tenerme, mi cielo.