“La libertad es tan frágil,
como el vuelo de un pájaro en el vendaval,
los árboles muertos,
después que la lava,
esqueletos blancos,
que se atraviesan
en la garganta del mundo.
Los días se pierden en la memoria,
algo parecido a la petrificación.
La fragilidad es un eslabón de la resistencia,
como una trucha que nada contra la corriente,
tienen su grieta
invisible de tu identidad,
como el dolor de un árbol seco,
aun circula la savia del tiempo.
A veces, circula la memoria del tiempo.
Todo te une, pero todo se escribe
en las piedras, en alguna mariposa,
en alguna rama…
En la ciudad,
las vitrinas te olvidan,
eres un ave de consumo,
solo se refleja tu sombra separada,”
El joven encontró
un esqueleto de madera,
las sombras del sol y la arena
se escondieron en su piel.
Apoyo su mano en el tronco.
la vibración de la sabiduría
como un cuchillo se hundió
en su pensamiento.
Siguió su camino.
su cuerpo llevaba la confusión del tiempo,
y las grietas hechas
por las garras de la desolación.
La savia que lleva en el cuerpo,
se derrama de su corteza rota.
¿Qué pasa con tus raíces?
En la ciudad,
las raíces se van separando,
se pierden los eslabones de la memoria.
Se construye un árbol en el epicentro
del asfalto, extendiendo las ramas fugaces.
la esclavitud se derrama entre los dedos.
Nada muere del todo,
algo de presencia en la brisa,
sin raíz, carne y cicatrices.
La vida no tocaba el árbol,
Pero su respiración suspendida,
sigue como un hito en el desierto,
no olvida sus raíces…
La sombra del joven
tiene la silueta del tronco.
¿Qué quedaría
cuando desaparece la raíz?