OscarCampos

(Veintiseis)

 

 

“La libertad es tan frágil,

como el vuelo de un pájaro en el vendaval,

los árboles muertos,

después que la lava,

 esqueletos blancos,

que se atraviesan

en la garganta del mundo.

 

Los días se pierden en la memoria,

algo parecido a la petrificación.

 

La fragilidad es un eslabón de la resistencia,

como una trucha que nada contra la corriente,

tienen su grieta

 invisible de tu identidad,

como el dolor de un árbol seco,

aun circula la savia del tiempo.

A veces, circula la memoria del tiempo.

 

Todo te une, pero todo se escribe

en las piedras, en alguna mariposa,

en alguna rama…

 En la ciudad,

las vitrinas te olvidan,

eres un ave de consumo,

solo se refleja tu sombra separada,”

 

El joven encontró

un esqueleto de madera,

las sombras del sol y la arena

se escondieron en su piel.

 

Apoyo su mano en el tronco.

la vibración de la sabiduría

como un cuchillo se hundió

 en su pensamiento.

 

Siguió su camino.

su cuerpo llevaba la confusión del tiempo,

y las grietas hechas

 por las garras de la desolación.

La savia que lleva en el cuerpo,

se derrama de su corteza rota.

 

¿Qué pasa con tus raíces?

En la ciudad,

las raíces se van separando,

se pierden los eslabones de la memoria.

 

Se construye un árbol en el epicentro

del asfalto, extendiendo las ramas fugaces.

la esclavitud se derrama entre los dedos.

 

Nada muere del todo,

 algo de presencia en la brisa,

sin raíz, carne y cicatrices.

 

La vida no tocaba el árbol,

Pero su respiración suspendida,

sigue como un hito en el desierto,

no olvida sus raíces…

 

La sombra del joven

tiene la silueta del tronco.

 

¿Qué quedaría

 cuando desaparece la raíz?