Las estrellas te saludan
y veneran tu belleza,
tu porte y regia entereza
nutren las fuerzas que dudan.
Una oda yo quiero hacerte
desnudando lo que soy
y dispuesto amarte estoy
hasta que ya no haya muerte.
Las hojas de otoño vuelan
pero surge la esperanza,
como una niña que danza,
como los guardas que velan.
En tus manos hay ternura
y el poder de quitar males:
cuidados medicinales
que traen siempre la cura.
Como el junco te saludo
cuando en la orilla de tu alma,
mi amor te lo ofrezco en calma
al romper el frío escudo,
de la soledad y el ego.
Eres ese cielo puro,
ese por el cual no juro
mas elevo siempre ruego.
Yo contigo abismos salto
y el aceite nunca falta,
al candíl con el que exalta
mi alma, tu gloria de lo alto.
W.M®